Point of View: POR QUÉ UNA AI DEBE SER LA MEJOR AMIGA DE TODO ESTUDIANTE
Por Ramiro Fernández Varela, Cofundador & Chief Storyteller de Youniversal — Profesor de Storytelling en MIND
Este año, SXSW, el festival de innovación y tecnología en Austin, Texas fue “invadido” por AI. Como cuando se nos va la mano con la canela en el cappuccino, AI se metía como un sabor invasivo en todas las conferencias. Pero la invasión no terminó ahí; por supuesto que — como es usual con la llegada de toda nueva tecnología — aparecieron como hongos bajo la lluvia los detractores, agoreros y heraldos de los peligros de la AI con guión más o menos calcado de los peligros de las redes sociales, los videojuegos, la televisión, etc, etc, etc.
Soy docente desde hace más de veinte años. Y desde la computadora y la calculadora en el aula, pasando por el celular, me dedico a combatir mitos y “tecno chuchos” varios. El último: ¡con ChatGPT los chicos se van a copiar! ¡todo! ¡no van a pensar! ¡una AI les hará los deberes!... Resultado: su acceso debe ser prohibido en cualquier institución académica. Y porque miedo de muchos, consuelo de tontos, los departamentos de Educación de Nueva York, Seattle, Los Ángeles, Oxford, el Imperial College London, Cambridge y el Instituto de Estudios Políticos de París bloquearon el acceso a ChatGPT o comunicaron advertencias cuasi admonitorias informando que el uso de la herramienta es “una forma de trampa”.
Se equivocan. Mucho: ChatGPT debe ser el mejor amigo del colegio de su hijo o hija.
Déjenme explicarle antes de que me peguen.
Una de las charlas más esperadas de SXSW es la de Amy Web. Este año no decepcionó y mostró lo que — al menos para mi — es uno de los ejemplos más claros de cómo usar una AI. En su presentación mostró la diferencia entre preguntarle a ChatGPT por “un plan de marketing” a preguntarle por “un informe de la competencia, tomando los cuatro principales competidores de la categoría, haciendo un análisis FODA de cada uno, citando un ejemplo para cada característica y mostrando los resultados en forma de tabla”.
La calidad de la respuesta entre una y otra pregunta es abismal. Esto demuestra que ChatGPT — y toda forma de AI — es una herramienta disponible para aquellos que conocen sobre un tema, o campo de estudio. Y no reemplaza a esa persona. Repitamos todos juntos: NO reemplaza a esa persona. De hecho, la Inteligencia Artificial Generativa mejora o facilita el trabajo de ese profesional de marketing que supo qué y cómo preguntar. En otras palabras, en un mal día, esos en que la inspiración no llega, ChatGPT es un gran compañero. Y para esos días en que uno está en llamas, ChatGPT se transforma en un compañero excepcional.
¿Por qué, entonces, no queremos que nuestros hijos e hijas aprendan a utilizar esta herramienta?
Recuerdo, no hace mucho, el debate sobre si los chicos debían aprender a escribir con lapicera con tinta (la de cartucho) en lugar de birome. Hoy, ese debate suena baladí, pavote y ligeramente gracioso. De igual manera, en unos años vamos a pensar respecto a la educación y AI en las escuelas.
ChatGPT no reemplaza a las personas: las potencia (y los alumnos, aunque a veces no lo parezcan, también son personas). Y para que un profesional pueda llegar cada vez más alto, va a ser necesario que sepa cómo usar herramientas de AI para “elevarse” a nuevos niveles de expertise en su profesión. De la misma forma que no es lo mismo preguntar por una “receta de algo para una merienda” que preguntar por una receta de “croissant au chocolat aux amandes para tres”, el conocimiento previo es fundamental para saber utilizar cualquier Inteligencia Artificial Generativa.
Por todo esto, ChatPGPT, MidJourney, Stable Difussion y todas las herramientas que puedan ser útiles no solo deben ser enseñadas en los colegios: deben ser promovidas. Como docentes tenemos que pensar maneras en la que los alumnos puedan utilizarlas y potenciar sus respuestas con la ayuda de una AI. Y para los que temen las copias y el plagio, recuerden que de la misma forma que hoy se puede detectar si un texto es resultado de un “copy / paste”, ya existen herramientas para detectar el porcentaje de interacción de una AI en un texto.
Señores padres, señoras madres, padrinos, padrinas y docentes en general: permitan el uso de AI en las escuelas. Promuévanlo. Muéstrenles herramientas a los alumnos, piensen en maneras de fomentar su uso. Y si ahora, la tarea del estilo “escríbame un texto de la importancia del cruce de los Andes por parte del General San Martín” parece fácil y obvia, no es un tema de AI, es que la tarea ya era fácil y obvia de antes. Pensemos en cosas que sean interesantes y desafiantes para los alumnos, porque si las puede responder una AI… entonces no las tendríamos que haber preguntado de esa manera en una primera instancia.
En resumen, como siempre, el peligro nunca está en la Inteligencia Artificial. El verdadero riesgo, como siempre, está en los miedos irracionales, en los egos dolidos, y en los docentes que no quieren cambiar.
El verdadero peligro no es la Inteligencia Artificial.
Es la estupidez natural.
